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  • Hoy ya está en librerías en Buenos Aires y la semana que viene en el resto del país. Un libro que nunca hubiese querido escribir. Un libro que nació del más absoluto dolor pero que hoy quiere ayudar a quienes puedan necesitarlo. Un libro escrito con todo el amor que me dieron los que guiaron mis manos y nunca me soltaron. Que el amor nos oriente a todos 💙
  • Ver todas tus fotos; no poder ver ni una.
Hablar de vos; que me duela hasta la mención de tu nombre.
Escuchar tu voz; hundirme en el silencio.
Encontrar sentido a todo esto; sentir mi grito diciendo no puedo.
Creer que la vida sigue y todavía tiene cosas lindas, pese a los días en los que me da rabia que la vida siga sin vos.
Encontrar comprensión en los demás, aunque muchas veces quiera gritarles que no entienden nada.
Saber que la vida no es justa ni fácil para nadie, pero sentir por momentos que mi dolor es el más grande.
Estoy llena de contradicciones. Tantas que a veces ni yo me entiendo. 
No es fácil ser yo metida en esta cabeza cuando el dolor inunda. 
Hay días en los que no sé ni dónde ponerme para sentirme un poquito menos incómoda. Eso es lo que más me dejo tu muerte: incomodidad. 
Aun en los momentos en los que logro volver a reír, hay un dejo de incomodidad. 
No sé cómo explicarlo, ni qué lo dispara, pero está presente casi todo el tiempo. 
La vida se volvió incómoda. 
Tolerable. Manejable. La piloteo. Muchas veces ni se me nota la tragedia en la cara ni en el cuerpo. 
Se me ve bien, con sonrisa, ganas y hambre de nuevo. 
Pero la incomodidad persiste. Como tu ausencia. 
Por momentos esa incomodidad es angustia. 
Un nudo entre el estómago y el corazón que no afloja hasta que me baño en lágrimas. 
Después es solo eso: incomodidad. 
Voy encontrando diferentes formas de bancarme esta sensación. 
Lo que un día me sirve, al siguiente me hunde.
Me pregunto si todos los que estamos en duelo sentimos cada día como si fuera una enorme pregunta. 
Porque es una gran verdad que la vida sigue y que vale la pena y todos los que nos quieren y las cosas buenas que vamos pudiendo hacer con el dolor y ser positivo y todo eso, pero hay días en los que no puedo hacerme la distraída ni la que entiende todo. 
Hay días en los que solo puedo sobrevivir con mis contradicciones y rezar.
Para que un día esta herida no duela tanto tanto…
Y para que el amor nos siga orientando.
  • Jamás imaginé que del más absoluto dolor pudiera salir un libro.
Escribir fue parte de mí, siempre. 
En las letras encuentro orden, refugio, y a veces claridad. 
Empecé a escribir “públicamente” en el Blog de Jess, y me encantó la experiencia. Cuando Nachi terminó con su vida, las letras se me volvieron nada. 
Fue a lo primero que renuncié. 
Pensé que nunca más iba a tener algo lógico que decir, y mucho menos ganas de compartirlo. 
Me duró poco la ausencia del teclado y aun aturdida por el llanto, por las preguntas sin respuesta y las noches en vela, me zambullí de nuevo en mis letras. 
No sé guardarme muy bien lo que siento. Si no se me nota, lo digo o lo escribo. 
Así nació Empesares. La mezcla de mis pesares con mi nuevo empezar. 
Yo solo quería contar y muchos otros contaron su historia también.
Solo quería compartir y muchos me compartieron. 
Quería honrar la historia de Nacho y aparecieron muchos nachos.
Quería poner todo mi amor en palabras y muchos me dieron amor a mí.
Quería contar mi camino y de a poco Empesares se fue haciendo mapa para otros.
Quería escribir y hoy hay un libro que va a estar en las librerías argentinas en muy poco días, y que presentaremos en la Feria de Libro de Buenos Aires, el 12 de mayo a las 18.30. 
Me parece increíble ver una tapa con mi nombre y que haya un espacio para que firme esos libros.
No hubiese querido escribir este libro nunca, pero la vida es así.
Me da vértigo, pero sobre todo gratitud y humildad. 
Solo puedo agradecer lo que Empesares generó. 
Hoy somos una comunidad con grupos de ayuda gratuitos y un espacio donde se puede estar mal sin que nos miren raro.
Gracias a @uranoargentina por contactarme y creer que mi historia debía ser contada. 
Gracias a la licenciada Valeria Becerra por ayudarme a darle más seriedad a mis letras. 
Y a mi equipo de Empesares que se puso este proyecto al hombro. 
Somos poquitos tratando de ayudar a muchos. 
Confío en que el libro nos va a dar la posibilidad de ayudar más. 
Porque hay que hablar de salud mental, y podemos hacerlo. 
Las gracias más grande a vos, a cada uno de ustedes, por nunca haberme soltado la mano. 
Empesares y el libro somos todos.
Que el amor nos siga orientando.
  • Hace 2 años no sabía que ya no respirabas, que tu corazón ya no latía. 
No sabía que habías decidido terminar con tu vida a los 28 años. 
No tenía idea que semejante tragedia se me venía encima. 
Hoy que lo sé, que lo vivo cada mañana y entiendo que no fue una pesadilla, me duele igual que el 11 de abril cuando me llamaron para decirme que Nachi, mi chiquito, estaba muerto. 
Muerto de verdad, sin retorno, nunca más un llamado, un abrazo. 
Hoy en misa te van a nombrar y pienso qué ridiculez ir a la iglesia donde nombran a un hijo entre las almas que ya no están. 
Mirá la foto, llevándote a bautizar, ¿y hoy tengo que rezarte? 
Es una crueldad, no es justo, hoy me quejo. No es justo haber perdido tanto: mamá, papá, hijo y matrimonio. 
Por más que a veces lo aguante, otras veces me enojo y odio la vida. Lo admito.
Cómo puede ser que hoy seas parte de las intenciones, de los muertos. 
Nunca te voy a acompañar a casarte o a bautizar un hijo. 
Cada cosa que hoy sé que nunca va a pasar me ahoga. Hoy de nuevo siento que me voy a morir con vos. 
Sé que después de los 9 y los 10 vienen días mejores, en los que me rio y hasta puedo bailar. 
Pero días como hoy no puedo. Estoy enojada, dolida, derrotada, triste y hasta resentida. 
No quiero hablar con nadie, que me miren, ni me digan te entiendo. 
Porque nadie puede entender eso que teníamos vos y yo. Esa conexión de haber crecido juntos. ¿Cómo se te ocurre dejarme? 
Sabías que me ibas a partir el corazón, pero te fuiste igual. ¿Y este amor? 
Peleo todos los días para estar mejor, para ser mejor, para encontrarle la vuelta. Y lo logro muchos días. 
A veces hasta acepto que era nuestro camino juntos. Que entre los dos vamos a dejar algo. 
En el último año estuve mucho mejor.
Pero hoy no puedo, Na, con nada ni con nadie. 
No me sale la voz, me duele el cuerpo. Siento que me quedo de nuevo en cero. 
Solo quiero tocarte otra vez, un último abrazo y un te amo, má. 
Hoy no voy a prender vela por vos. Alguien que adoro me dijo “Nachi seguro está bien, la vela hoy se prende por vos”. 
Que pase este día y que desde donde estés, mi chiquito, seguí orientando a mamá para que estos días tremendos sean cada vez menos.
  • Hace dos años estabas acá, en este plano, dándome órdenes (mi chiquito mandón) sobre cómo comportarme, cómo cuidarme del Covid, advirtiéndome que esto iba a ser serio.
Qué increíble que ya estemos llegando a los dos años, y que la vida siguió sin tu abrazo ni tus llamados.
Pasó tanto desde que decidiste irte, niño atolondrado y dramático.
Todos aprendimos de tu partida. 
A los golpes a veces, con lágrimas casi siempre y con amor por todos lados.
Inclusive amor llegando de direcciones impensadas, desconocidas, pero no por eso menos cálidas y agradecidas. 
A tu mamá la cuidó una comunidad entera. 
Entre muchos armaron de nuevo ese rompecabezas que quedó con la noticia de ese 10 de abril.
Hice lo que pude con mi dolor y hoy tengo mucho que contarte:
1) Se armó un equipo alrededor de mamá y entre todos decidimos contar tu historia, honrar tu nombre
2) Leímos miles de mensajes, nos conmovimos con cada historia. Sentí que lejos de estar sola, estaba rodeada de dolor pero también de ganas de salir adelante.
3) Armamos como pudimos grupos para ayudar a personas sin recursos. Me rebelé y hablé y di notas diciendo que no es justo que no haya salud mental gratis para todos.
4) Hoy esos grupos están funcionando, lo cual nos hace sentir muy orgullosos. Por ahora no podemos tomar a más personas, porque no damos abasto, pero ya son más de 10 grupos y más de 80 participantes. 
Es un montón lo que está pasando, y todo lo que este grupo de profesionales está dando. 
Les pido a todos que nos tengan paciencia, que en la medida en que podamos incorporar más personas a los grupos lo vamos a ir haciendo. 
Igual con los mensajes: a veces no alcanzamos a contestar todos, pero les aseguro que los leemos y tomamos nota de todo. 
5) Vamos a seguir buscando ayuda. Tenemos mil planes, como armar una fundación, buscar fondos, alguien que nos oriente en cómo seguir. 
La necesidad que detectamos es enorme y no queremos fallar, pero tampoco podemos mentir: somos poquitos y son muchísimos quienes necesitan ayuda. 
Ojalá desde tu nube y con tu amor nos sigas orientando.
(sigue en primer comentario)
  • Hoy es 10, pero no un 10 más. 
Hace apenas unas horas empezó algo que al principio fue un sueño, después una expresión de deseo, le siguió un proyecto concreto que se fue armando a lo largo de los últimos meses y hoy es una realidad: empezaron los grupos de apoyo psicológico gratuitos.
Hoy hace 23 meses que Nachi se murió, pero está vivo en Empesares.
El equipo de 12 psicólogas voluntarias es coordinado por la licenciada @cintyacastaneda (quien también coordina grupo), y está integrado por:
Lic. Jazmín Magnoli
Lic. Carolina Omelyaniuk
Lic. Leonie Albaca
Lic. Florencia Arévalo
Lic. Sofia Lobo
Lic. Mayra Brufau
Lic. Magalí Liberjen
Lic. Belén Gómez Meriano
Lic. María Scipioni
Lic. Josefina Carvallo
Lic. Claudia González
A todas ellas, que ya son parte de Empesares, nuestra enorme gratitud.
En esta primera etapa, 68 personas participan en 9 grupos, cada uno con su propio espacio de encuentro via plataforma virtual y en contacto permanente a través de whatsapp, que se dividen en:
	- 2 grupos de padres sobrevivientes al suicidio de un hijo
	- 2 de hermanos sobrevivientes al suicidio de un hermano 
	- 2 de padres con hijo en riesgo de suicidio
	- 3 de ayuda en primera persona, en riesgo de suicidio
Todos juntos acompañándonos como podemos en este camino que es vivir. Con pérdidas, con dolores, pero orientados por el amor.
Fue un trabajo enorme, pero acá estamos. 
Gracias a mi primita chiquita que es enorme. 
Cintya se puso este proyecto al hombro, sin sueldo ni horarios pero convencida de que no hacerlo hubiese sido un pecado. 
Armó este equipazo de profesionales voluntarios, contestó cientos de mensajes y llamados. 
Yo soy las letras, ella es la profesional. 
Nacho desde el cielo le debe estar diciendo “gracias por ayudar a chicos como yo, a mamás como mi mamá, a hermanos como mis hermanos…”
Bienvenidos a este Empesares que late en un corazón azul. 
Hoy, más que nunca, Empesares es de todos.
#queelamornossigaorientando
  • Estas últimas semanas no necesité escribir. Anduve viviendo. 
Estuve bien, conectada con mis afectos, terminando mi libro, vislumbrando caminos. 
Como asentándome en esta mamá que antes se rompía en mil pedazos cada día, y ahora está pegada casi todo el tiempo. 
Con la pena de haber perdido un hijo por siempre en mí. 
Eso está, se hizo carne, lo metí en mi corazón, mi cabeza y mi vida. 
Tengo tres hijos y uno está muerto. Es así. 
No va a volver, pero lo sigo encontrando en muchos momentos, lo siento todo el tiempo.
Hay días en los que la pena es buena compañera porque no me invade; se para atrás mío y me deja reír, disfrutar, ocuparme de mí. 
No quiero que termine esta nueva vida. Porque pese a la pérdida inmensa, hay mucho por hacer. 
Me costó un montón, pensé que iba a morir con él varias veces, me enojé, sentí pena, me hice daño no comiendo, no durmiendo; fui quizás horrible compañía, pero acá vengo y puedo decir que me gusta cómo estoy. 
Me gusta lo que hice con mi dolor, la mujer en la que me convertí. 
Me reconozco como nunca antes. 
El suicidio de Nachi me detonó la vida, me hizo empezar de cero y estoy orgullosa de lo construido en estos casi dos años. 
Tengo días dramáticos aun, pero son cada vez menos. 
Hay grandes respiros, hay días enteros de paz. Esa sensación de no morir todavía. 
Como la semana pasada cuando fui a la iglesia a prender su vela: 22 meses. 
Ya vamos a cumplir dos años de amarnos de esta forma, mi hijo y yo. 
Nachi está cada vez más presente y yo cada vez más contenta de estar viva, de poder contar esta historia con más esperanza que angustia. 
Muchas madres pierden hijos. 
Voy camino de la desdramatización. 
Ya no pienso: “ningún padre debería enterrar a su hijo”, “no es natural que mueran antes”, “es inimaginable”, y todas esas cosas que venía creyendo y solo suman dolor. 
La tremenda realidad es aprender a vivir sabiendo que la muerte es parte de la vida, que son muchísimos los padres que enterramos hijos, que no somos ni raros ni especiales, pero sí merecemos mucho cuidado. 
Así estoy, reinventándome y cuestionándome. 
Disfrutando de esta persona que aprendió tanto. 
Ya nada es igual. Me voy acomodando. 
#queelamornosoriente
  • A veces me asusto, pienso que me metí en algo que no se si voy a poder manejar, tengo miedo de no estar a la altura de todo lo que se necesita hacer para ayudar. Lo que empezó como mi camino de duelo se convirtio en algo enorme, que me da orgullo, que me da ganas pero tambien miedo. Hay tanta gente que necesita ayuda y nosotros desde Emepsares queremos estar pero no podemos ser una línea de guardia las 24 horas. Yo no dejo de ser una mamá en duelo, quebrada pero entera, triste pero con esperanza. Y dar mis letras es lo mejor que tengo. Todo lo demás estamos tratando de armarlo pero no es facil, lleva tiempo, esfuerzo, generosidad de otros. A veces quisiera que nos ayuden a ayudar, que alguien con recursos, diga yo apuesto. Nosotros tenemos lo que damos. Yo mis letras y leer casi todos los mensajes. Mi equipo hace lo mismo, todo lo que puede. Pero somos personas de carne y hueso y con vidas no perfectas. Les pido paciencia, les pido que Empesares sea el lugar donde pueden conectar con otras personas pero que no me hagan sentir que les fallo si no doy todo lo que esperan. Crean que hacemos mucho mas de lo que alguna vez pensamos. Sabemos que hay urgencia. Vamos a seguir dando todo lo que podamos pero sin comprometer nuestra salud mental en el proceso. Necesitamos tiempo y que mientras tanto sean mis letras las que les tiendan ojala algun consuelo. Le pido a Nachi que me siga orientando y que me ayude a darles lo mejor que puedo dentro de mi propio duelo. #queelamornosoriente 💙
  • Otro 10. Y qué 10. 
Pasó tanto en estos diez días. 
Tus hermanos fueron de mi mano por primera vez al cementerio. 
Vieron tu tumba, los vi llorar desconsolados en el pasto. 
Yo que pensaba que lo peor ya había quedado atrás, me vi de nuevo en el peor día de mi vida. 
Dos de mis hijos en la tumba de mi otro hijo, y yo abrazándolos. 
Pude ser la mamá de ellos y no la tuya.
Te pedí perdón, pero supe que ellos me necesitaban más que vos.
Pasamos ese momento espantoso juntos. Los tres solitos, haciéndonos preguntas en silencio, llorando con ruido, abrazándonos en el dolor enorme que nos causa tu ausencia física. 
Después pudimos vivir un año nuevo, distinto pero lindo. 
Con sonrisas, con amor y hasta con música. 
Nadie te olvida, pero todos seguimos viviendo esta vida que nos quedó, y a la que apostamos que aun con dolor puede ser linda. 
Ayer fui a visitarte de nuevo. 
Un año y 9 meses. 
Sólo pensé en los 9 meses todo el día. 
Estar embarazada de vos. Con antojos de merengues y choripan. 
El día que naciste. Nueve meses en mi panza y hoy, 9 meses más un año en otro plano en el que trato de creer, pero a veces se me hace en vano. 
Nueve meses me pesaron más que el año. 
Quise volver el tiempo atrás, sentirte en mi panza, escuchar tus latidos en la ecografía, reírme de tu hipo. 
Naciste porque tu papá y yo lo decidimos, y te moriste sin permiso porque vos quisiste. 
Me enojo, te perdono, y me enojo de nuevo. 
Vivo cada 10 como un día pesado, gris, aunque haya sol radiante. 
Los 10 me despierto pensando que sólo quiero que termine el día. 
No lo vivo, lo sobrevivo. 
Me duele que no estés, me pone triste tu destino.
Te extraño en mi panza y en tu abrazo. 
Extraño tu olor y tu malhumor. 
Tu amor incondicional, puta, cómo extraño tu amor incondicional. 
Si hay algo de lo que no dudo es de tu amor. 
Nadie me amó como vos. 
Imperfecta, mamá inmadura, mamá ocupada y sin embargo mi Nachi siempre me amó. 
Pasó otro 10. 
Sé que vos estás bien. 
Y sigo escribiendo, ayudando, recordándote y honrándote para que ojalá algún día, para mí los 10 también puedan ser sólo un día. 
#queelamornosoriente 
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Para grupos de apoyo gratuito de padres y hermanos, conéctate a Empesares.com
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  • En el 2021 aprendí tanto…
A quererme a mí misma de una forma que no conocía.
A tomar decisiones y hacerme cargo con orgullo.
A entender las energías y saber que me hablan.
A mantener la calma cuando mi mundo se desmoronaba.
A saber dónde refugiarme.
Aprendí que amo estar con gente, pero que estar sola me da paz.
Que prefiero correr acompañada, pero si lo hago sola lo disfruto y me va bárbaro.
Confirmé que tengo una habilidad especial para elegir a los mejores amigos. 
Que tengo algunos talentos, y me decidí a ir por ellos.
Me gusta cómo fui integrando el dolor más desgarrador, decidiendo vivir una vida linda.
Sentí la magia que hay en poner mi dolor al servicio del otro. 
Descubrí que puedo hacer los procesos necesarios para estar hoy escribiendo esto.
Me aguanté estar en el fondo del mar sin morirme de miedo.
Me hice fuerte: nada me preocupa, poquísimas cosas me asustan y vivo como si fuera el último día. 
La muerte de Nacho me dio una perspectiva que, pese al dolor, esta buenísima. 
Vivo mejor que antes, pese a las olas de desesperación que a veces aún me tapan.
Ya no intento impresionar a nadie. Decidí que nunca más voy a ser alguien que no soy por miedo al rechazo. 
El 2022 lo quiero vivir así:
Dando y recibiendo mucho amor y trato suave; condición para estar en mi tribu. 
Lleno de viajes inesperados. 
Con proyectos y mucho afecto.
Mi casa llena de amigos entrando y saliendo.
Mis hijos volando solos, pero siempre visitando el nido.
Corriendo por placer y por trabajo.
Ayudando a quien siente que mi historia la ayuda. 
Lanzando mi libro, y lista para mi primera novela.
Educando en duelo. Para atravesarlo y acompañarlo. Mucho por hacer en ese tema. 
Contando mi historia en voz alta y con dignidad.
Aceptando cada vez más esta sensación de libertad y calma.
Disfrutando esta nueva vida que nunca imaginé, pero que de a poco acepto y valoro.
Creyendo que quizás Nachi fue más mi maestro que mi verdugo. Sintiéndolo en cada célula.
Confiando en que todo va a estar bien, que puedo pararme en mis dos pies y enfrentar la que venga.
Acostumbrarme a esta sensación increíble de sentirme liviana, sabiendo que lo peor pasó.
Ahora sé vivir con eso. 
Y me río y ofrezco mi mano.
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